El lagarto-serpiente
- Daniel Hernández
- 16 jun 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 19 jun 2019
El lución (Anguis fragilis) es un lagarto que parece una serpiente. De hecho, en muchos lugares es llamado la serpiente de cristal, como su nombre científico en latín, que significa eso mismo, la "serpiente frágil".
Esto se debe a que los lagartos y lagartijas poseen un mecanismo de defensa que es muy conocido, ya que muchas veces cuando alguien intenta atrapar alguno de estos escamosos animales, éstos sueltan la cola, que sigue moviéndose en el suelo como si estuviera viva. Esto en biología se conoce como autotomía, y es una estrategia defensiva frente a los depredadores, pero que también tiene un alto coste para el animal, pues la mayoría si que pueden regenerar una nueva cola, pero es mucha la energía que invierten en ello.
Pues esto mismo es lo que ocurre con el lución, que suelta la cola como defensa, porque sí es un lagarto.
Y, ¿por qué la gente piensa que es una serpiente? Pues no es de extrañar, ya que es un animal alargado y ápodo, es decir, no tiene patas. Es un animal que se ha adaptado a una vida fosorial, a vivir entre rocas y grietas y a desplazarse entre ellas. Además, tiene unas escamas pequeñas y lisas y le dan un tacto muy suave, que también le ayuda a enterrarse y moverse por tales sitios sin sufrir daños.

Y algunos preguntaréis... ¿ si es alargado y no tiene patas, por qué no es una serpiente?
Bueno, hay varias características que diferencian a los lagartos de las serpientes, pero hay que agudizar la vista un poco más.
Una de esas características es que tienen oído externo, mientras que las serpientes carecen de este. Pero ¡ojo!, no significa que las serpientes no puedan oír, tienen un sentido del oído muy agudo. Simplemente la diferencia reside en que se puede ver la apertura del oído (oído externo) o no.

Otra diferencia es que los luciones y los lagartos son buenos seductores o al menos, carismáticos. Quizás esta sea una de las diferencias que hace que la gente odie a las serpientes pese a su increíble belleza. Y es que los luciones, como buenos lagartos, saben guiñar los ojos. Bueno, realmente no es guiñar exactamente, si no que la diferencia es que poseen párpados mientras las serpientes carecen de esta membrana.

Y por último, su lengua. Esto no es una diferencia estricta ya que hay lagartos como los varanos y el dragón de Komodo que tienen lengua bífida, pero generalmente los lagartos tienen una lengua más parecida a la nuestra, ancha y con escasa o nula bifurcación.

Y con esto, ya es posible diferenciar un saurio de un ofidio, aunque parezca que intenten engañarnos. Pero ya sabéis, con los animales hay que mirar con un poco más de detenimiento para conocerlos de verdad.
Por ejemplo, en España también tenemos 2 especies de eslizón (Chalcides striatus y C. bedriagai), que morfológicamente parecen un paso intermedio entre nuestro lución y un lagarto común. Son reptiles con unas patas diminutas.

Como podéis observar, tiene las características que hemos dicho en el lución. El cuerpo alargado y la disminución del tamaño de las patas es una adaptación a los movimientos entre rocas, huecos, movimientos por debajo de la tierra, en el sustrato... y hemos visto algunos ejemplos de ello. Además hay otros como las culebrillas ciegas (Blanus spp.), otro lagarto más de la lista, que habita en la Península y es confundido con una serpiente por ser alargado y ser ápodo, pero estos pertenecen a una familia más alejada, no son ni serpientes ni lagartos, sino anfisbenios, un grupo apartado de los dos anteriores.
Espero que os haya gustado conocer al lución si no lo conocíais ya, y ver que no hay que juzgar un libro por su portada, a veces hay que mirar un poco más al detalle para descubrir lo especiales que pueden ser algunas cosas.

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