4- Etosha I
- Daniel Hernández
- 10 ene 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 22 abr 2020
La gran escapada. Etosha. Varios integrantes del grupo se iban a marchar de Namibia, por lo que decidimos aprovechar la ocasión de subir a la capital para hacer una pequeña escapada al Parque Nacional de Etosha, uno de los más grandes del mundo con un área de 22.270 kilómetros cuadrados, y una distancia máxima de un extremo del parque a otro de 350 km. La traducción quiere decir "El gran lugar blanco", debido a la gran planicie salina de carbonato en el noreste de la reserva.

En este lugar predomina la vasta sabana, el bosque bajo y algunas zonas típicamente salinas (las planicies y depresiones), con zonas de matorral, y amplia distribución de un árbol muy típico que no estaba presente en el sur: el mopane (Colophospermum mopane), que aloja a una especie de mariposas (Gonimbrasia belina), cuyas orugas (orugas mopane) son utilizadas como plato típico del sur de África.
Esta reserva esta bordeada por el sur por unas montañas dolomíticas llamadas Ondundozonananandana, que significa "lugar donde un pastor fue y no volvió", probablemente debido a la alta densidad de depredadores de la zona, y que probablemente da el nombre en inglés de "Leopard hills".
Conseguimos alquilar un coche en Windhoek a unas personas muy amables. Y el coche era una pasada, era un 4x4 totalmente preparado para viajar, con dos tiendas de campaña en el techo que se podían plegar y desplegar. Y todo el equipamiento necesario en el “backy” (la parte trasera del coche), camping-gas, sillas, cubertería, herramientas para el coche… y lo más importante de todo en Namibia… todas las herramientas para hacer un braai.
Mientras nos explicaban como montar y desmontar y el funcionamiento de todo, pasó por allí en su jardín un bonito suimanga de pecho escarlata (Chalcomitra senegalensis) . Y es que, en sitios como estos, hay vida hasta en los jardines de la ciudad, que son un oasis de verdor en este periodo tan seco que asola el país.

Suimanga de pecho escarlata (Chalcomitra senegalensis). Foto de Wikipedia.
Y nos pusimos en marcha, repostando primero en el M&B con un desayuno de campeones, que nos daría fuerzas para el largo viaje que empezamos después rumbo al norte.
Y en África no todo es un Safari, pero casi. Si vas atento a los lados de la carretera, es raro que no veas algún animal que te llame la atención, desde pequeños pájaros, tocos, buitres, o facóqueros hasta jirafas. Y así fue como en ese trayecto de 4 horas pude ver un gran número de animales que no había visto ni vería otra vez en el viaje, como el marabú (Leptoptilos crumenifer) y un grupo de buitres entre los que se encontraban ejemplares de buitre de El Cabo (Gyps coprotheres), buitre dorsiblanco africano (Gyps africanus) y buitre orejudo (Torgos tracheliotos) sobrevolando la carretera.
Después de una parada para comprar biltong y un rato más de carretera, llegamos a destino.
Nos hospedamos los 4 primeros días en un camping fuera de la reserva. La primera noche nos sorprendió la visita de un dicdic (Madoqua kirkii) por el camping paseándose despreocupado, así como un par de facóqueros (Phacochoerus africanus) comiendo del césped. También pasó por allí un bubú pechirrojo (Laniarius atrococcineus) mostrando su colorido, y que estuve siguiendo un buen rato tratando de fotografiarlo. Las gallinas de guinea se paseaban por los alrededores, te las encontrabas hasta de camino a los baños. Estábamos ilusionados con lo que nos esperaba al día siguiente, ¿qué animales veríamos?, ¿estarían cerca?, ¿vería algún reptil? eran algunas de las dudas que rondaban mi cabeza durante la noche.
Desde la esquina superior izquierda: Bulbul encapuchado (Pycnonotus nigricans), gallina de Guinea (Numida meleagris), bubú pechirrojo (Laniarius atrococcineus), dicdic (Madoqua kirkii)
Y a las 5:30 de la mañana estábamos despiertos preparando todo para ponernos en marcha, y estar a las 7 en la puerta, esperando a que abriesen.
Entramos y al poco tiempo ya veíamos al primer animal, un chacal andando a paso veloz. Seguimos dando vueltas con el coche, disfrutando de todo y sumando animales a la lista: springbok (Antidorcas marsupialis), cebras (Equus quagga), orix (Oryx gazella), águila marcial (Polemaetus bellicosus), jirafas (Giraffa giraffa angolensis), kudus (Tragelaphus strepsiceros)…
Desde la esquina superior izquierda: Springbok (Antidorcas marsupialis), cebras (Equus quagga), orix (Oryx gazella), águila marcial (Polemaetus bellicosus), jirafas (Giraffa giraffa angolensis), detalle de una jirafa alimentándose de flores de acacia, macho de kudu (Tragelaphus strepsiceros) y chacal de lomo negro (Canis mesomelas).
En este tipo de safaris y más aún con las condiciones que ha creado la sequía, lo mejor es ir a los puntos de agua y allí esperar a que los animales vayan a beber. Y así fue como divisamos al rinoceronte negro (Diceros bicornis) en la lejanía, que se fue acercando al punto de agua, pero tenía que demostrar quien mandaba allí, así que el enorme animal se acercó corriendo, echando a todos los animales que estaban bebiendo, reclamando su derecho a beber él solo de la charca, y si le venía en gana, bañarse en ella.
Acto seguido, un cuervo pío (Corvus albus) se posó en su lomo, dando la impresión de ser él el jefe que dirigía al mastodóntico animal.
Desde la esquina superior izquierda: jirafa bebiendo, chacales peleando por la carroña a la orilla de la charca, y la secuencia del rinoceronte negro echando a los demás animales de la charca y el cuervo pío posado en él.
También pudimos ver a lo lejos un pequeño grupo de leones tumbados en la sombra, pero demasiado lejos para verlos como se merecen. Y tras esto fuimos a uno de los puntos de descanso; áreas dentro del safari donde te puedes bajar del coche, comer y descansar, ya que salir del vehículo está prohibido como norma general en el parque.
Y lo que pasa con este tipo de sitios tan transitados es que los animales están acostumbrados, y buscan comida de los humanos como las ardillas terrestres y los pájaros, que acudieron como locos a beber un poco de agua.
Desde la esquina superior izquierda: Gorrión grande (Passer motitensis) entre tejedores republicanos (Philetairus socius), detalle de ambas especies, ardilla terrestre de El Cabo (Xerus inauris), granadero meridional (Uraeginthus granatinus), drongo ahorquillado (Dicrurus adsimilis) bebiendo mientras el estornino de El Cabo (Lamprotornis nitens) espera su turno.
Después encontramos elefantes en otro punto de agua. Enormes, esos titanes cuadrúpedos tan imponentes. Además, en Etosha hay algunos de los elefantes más grandes del mundo, como un macho, que sin duda intimidaba con ese tamaño, y podéis ver comparado con otros individuos adultos. Y las crías, esos graciosos pequeñajos con tantas ganas de jugar y con una coordinación un tanto dudosa, sobre todo en la trompa.
Y tras un día repleto de animales, teníamos que volver a nuestro camping. Después de cenar y la sobremesa hablando del día, nos fuimos a dormir, pensando en lo que nos depararía el siguiente día.
Y el segundo día fue igual de emocionante. Ese día sí que pudimos ver a los leones desde más cerca. Un par de leonas descansando en la sombra de un árbol a apenas unos metros. Sin duda un animal magnífico, y el que más atención se llevaba sin lugar a dudas. Algo un tanto injusto para el resto de fauna del parque, que no tiene nada que envidiar a “el rey de la sabana”.

Decidimos acercarnos a uno de los camping dentro del parque; a Halali; para comer allí.
Y en este, estaban buscando comida varias especies de tocos, estorninos y ardillas de árbol. Parecía como si cada camping tuviera sus propias especies acostumbradas a los hombres.
Desde la esquina superior izquierda: Toco de Damara (Tockus damarensis), toco piquinegro (Lophoceros nasutus), toco piquirrojo (Tockus erythrorhynchus), toco de Monteiro (Tockus monteiri), turdoide caricalvo (Turdoides gymnogenys), ardilla africana de matorral (Paraxerus cepapi) y alcaudón coroniblanco (Eurocephalus anguitimens)
Esa tarde pudimos ver más elefantes, jirafas, cebras… añadiendo dos nuevos mamíferos que no vimos el primer dia, el búbalo (Alcelaphus caama) y el impala (Aepyceros melampus petersi). Y hiena moteada (Crocuta crocuta), otro animal de documental, carnívoro archiconocido con sus típicos sonidos inconfundibles.

Desde la esquina superior izquierda: grupo de elfantes, macho adulto, pequeños elfantes, cebras, jirafas, ñu azul (Connochaetes taurinus) con su cría, impala (Aepyceros melampus petersi) y hiena moteada (Crocuta crocuta). En la foto inferior se pueden ver un par de búbalos (Alcelaphus caama) en el primer plano, y un grupo de cebras y ñus, además de una hiena moteada.
Volvimos al camping, y tras un braai, nos metimos en las tiendas a descansar para el día siguiente. Pero algo nos despertó por la noche.
Era un puercoespín (Hystrix africaeaustralis) comiendo de una olla con pasta que Adri había dejado fuera del coche, muy confiado. Y vino un segundo. Unos traviesos ladrones muy peculiares, más aún cuando se asustan y corren con su armadura de pinchos sonando. Desde luego, esa escandalosa huida era una escena peculiar y bastante cómica.

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