9- La Mudanza
- Daniel Hernández
- 21 feb 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 abr 2020
Unos días más tarde, tuvimos que realizar una mudanza. Nuestros anfitriones, los Morkel, se tenían que mudar a un terreno más alejado. Tuvimos que hacer numerosos viajes con el coche llevando cosas al otro lado, aprovechando esas ocasiones para hacer algún transecto de búsqueda de reptiles en el camino.
Y tras esos días de llevar algunas cosas, tocaba llevar los muebles y las cosas pesadas. Entre ellas, un piano de pared y una máquina de coser.
Así que, con mucho esfuerzo por parte de todos, empezamos la primera carga, llenando un enorme remolque de muebles asegurados para evitar daños.
Imaginaos la situación en una zona sin carreteras propiamente dichas y abundante arena. Salimos a la "carretera" principal, donde podíamos avanzar un poco más deprisa.
Pero más tarde teníamos que volver a entrar a caminos con bastantes desniveles, arena y rocas. Un trayecto total de unas tres horas y pico debido a la limitada velocidad.
Y sucedió. En una zona de subida entre rocas, el eje del remolque se salió, y nos quedamos sin poder continuar la marcha. Íbamos solos Pete y yo. Él tenía un móvil satélite, pero el resto de personas con las que podíamos contactar estaban fuera de sus casas, así que no podíamos contactar con nadie por la vía telemática.
En esa tesitura, nos tocó calzar y desenganchar el remolque, y yo esperaría vigilándolo mientras Pete buscaba refuerzos. 40 grados, mi móvil y libreta, unas naranjas y una botella de agua. Solo había un árbol cuya copa diera la sombra suficiente para mitigar el calor en los alrededores, así que decidí sentarme en apoyado en su tronco, mientras me comía una naranja.
Hasta que vi tres garrapatas blandas subiendo por mi pantalón. Y es que todo en Namibia está pensado para que te ases bajo el sol, ya que las garrapatas acechan en la sombra de los árboles, pues es donde los mamíferos van a cobijarse.
No quería seguir tentando a los ectoparásitos en la sombre, y decidí explorar la zona en busca de animales sin alejarme demasiado del remolque.
Pocos reptiles, pero vi una encantadora mantis diminuta. Se trataba de Episcopomantis chalybea.

Episcopomantis chalybea
Tras esperar unas dos horas, aparecieron los refuerzos, y gracias a ello conseguimos situar el eje en su posición inicial y retomar el rumbo.
Este fue el primero de 3 viajes con muebles, pero el resto trascurrieron sin problemas graves. Una vez íbamos Germán y yo con el piano, y uno de los coches de detrás se quedo sin gasolina, y la solución fue bombear un poco de gasolina de un coche a otro.
La colocación de los muebles en la casa también fue bastante laboriosa, al igual que los arreglos que hubo que hacer en la casa y en los que estuvimos ayudando. Pero con la gratitud de estas personas y tras conocerlas un poco, la ayuda brindada no pesaba apenas pese a la fatiga que nos producía.
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