El arte de la guerra... defensiva
- Daniel Hernández
- 26 jun 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 27 jun 2020
La mayoría de las personas piensan en que cuando un animal huye de un peligro, hace dos o tres cosas, pues es lo que estamos acostumbrados a ver. Un animal puede huir velozmente, o por el contrario atacando de manera feroz, o tratar de pasar desapercibido con el camuflaje como vimos en la entrada “Los ninjas invisibles”. Algunos incluso pensareis en ejemplos diferentes como las tortugas, que se ocultan en su caparazón como si fuera un gran escudo defensivo.
Pues en esto de las estrategias defensivas, los reptiles son unos los mayores artistas. Hoy vengo a enseñaros algunos de los mejores de ejemplos de esto, desde los mejores actores de Hollywood a los personajes más rocambolescos. Nos centraremos más en mecanismos peculiares que en otros mecanismos defensivos como el veneno o el aposematismo e imitación que ya vimos en la entrada “Los maestros del engaño”.
Empezaremos esto con un ejemplo muy común que casi todos conoceréis, y es el lanzamiento del señuelo que es la separación de la cola en las lagartijas. Esto es conocido en el mundo biológico como autotomía. Este proceso es una medida muy efectiva ya que el movimiento es un factor muy importante en la visión, y los cazadores se ven fácilmente distraídos por él. Sin embargo, tiene un coste energético muy grande, ya que se pierde una parte del cuerpo que puede volver a crecer en muchos casos, pero no en algunos, y nunca se obtiene una cola igual a la inicial. Imaginaos perder una pierna y que tenga que volver a crecer… eso supondría mucho tiempo y energía. ¡Si ya muchas veces nuestro cuerpo tarda semanas o meses en curar una herida! Por ello, una de las reglas no escritas más importantes en el mundo de la herpetología es el correcto manejo de los individuos, siempre con mucho cuidado y evitando que las lagartijas realicen este mecanismo, ya que no queremos reducir las posibilidades de supervivencia de los animales en ningún caso.
Elgaria multicarinata tras la autotomía caudal. Foto de Californiaherps.com. Anomalías en la regeneración que pueden aparecer tras la autotomía, en este caso la cola fue dividida en tres. Imagen extraída de internet.
Pero hablando de autotomía y pérdida de cosas, hay un ejemplo mucho más peculiar y macabro. Os presento al exhibicionista, el gecko Geckolepis megalepis, habitante de la isla de Madagascar. Este gecko se llama en inglés “gecko de escamas de pez”, ya que presenta las escamas del cuerpo más grandes en proporción al cuerpo de todos los reptiles. ¿Y por qué exhibicionista? Pues porque este curioso gecko realiza la autotomía de varias de sus escamas cuando es capturado por un depredador, permitiéndole escapar. Esto es único en el mundo reptil, pues tienen una disposición especial de la piel que les permite ese proceso, y tienen células madre en una de las capas internas de la piel que permiten que las escamas vuelvan a crecer de nuevo.

Autotomía de las escamas en Geckolepis megalepis. Fuente: Scherz et al. 2017, Off the scale: a new species of fish-scale gecko (Squamata: Gekkonidae: Geckolepis) with exceptionally large scales.
Otro caso muy peculiar es el del Leonardo Granato del mundo reptil. Este es el caso de algunas especies de lagarto cornudo, como Phrynosoma cornutum, P. coronatum y P. solare. Por si no lo conocéis, Leonardo Granato es un pintor que debe su fama a que pinta con los ojos. Pero nuestros amigos escamosos no lo utilizan para pintar, sino que lo utilizan como defensa. Tienen unos senos en la cavidad ocular, que cuando llegan a una situación crítica pueden llenar de sangre mediante la contracción de uso músculos, haciendo que la sangre fluya hacia esos senos produciendo su desgarre debido a la presión, y con ello disparando sangre a sus enemigos. Esto se conoce como autohemorragia.
Mecanismo de autohemorragia en lagarto cornudo.
Y no es la única modalidad de autohemorragia, también está presente en otras especies como en las boas enanas del género Trophidophis, que aumentan la presión sanguínea de igual manera que los lagartos cornudos, pero en estas pasa a los ojos y boca, y en algunos casos esparcen esta sangre por el cuerpo. De esta manera intentan aparentar su muerte, y normalmente, va combinado a otras estrategias como hacerse una bola. Esta autohemorragia hacia la boca también ha sido observada en Natrix natrix y Natrix tessellata, las primas de nuestra culebra viperina (Natrix maura) y culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora). Otras especies usan un mecanismo similar pero la hemorragia se produce en la cloaca, como en Rhinocheilus lecontei.
Mecanismo de autohemorragia en Tropidophis canus.
Otros animales, como algunas serpientes, están especializadas en aparentar su muerte,a modo de la película “Este muerto está muy vivo”. Es un mecanismo que muchas veces está unido al anterior, pero también a la secreción de sustancias a través de glándulas cloacales de olor nauseabundo, que unido a que adoptan una posición bocarriba en la que abren la boca, consiguen crear una escena teatral bastante creíble sobre su muerte. Este teatrillo de intentar parecer muerta se llama tanatosis, y lo realizan nuestras serpientes ibéricas mencionadas anteriormente del género Natrix, además de varias especies por todo el mundo. Es un mecanismo bastante más común que los anteriores, pero igualmente fascinante.

Imagen de tanatosis en culebra viperina (Natrix maura). Imagen de Pedro Verdejo.
Hay muchos mecanismos que consiguen engañar a los depredadores y a muchos humanos, dignos de actuaciones de Hollywood. Un ejemplo de esto son las Natrix aplanando su cabeza a modo de víbora, y lanzándose sin morder, o como ya vimos imitar la coloración de algunas especies más peligrosas.
Pero otros reptiles son mucho más honestos, luciendo armaduras increíbles dignas de Iron Man. Este es el caso de las archiconocidas tortugas, y de dos familias de reptiles; Cordylidae y Gerrhosauridae. En ellas hay diferentes diseños de armadura, unas con duras placas planas de gran dureza, como la del lagarto acorazado de Sudán (Broadleysaurus major), y otras armaduras mucho más espinosas como el zonuro gigante (Smaug giganteus) o el lagarto armadillo (Ouroborus cataphractus), que además se enrolla mordiendo su cola para protegerse al completo. Otros hacen lo que pueden con ejemplos menos desarrollados que los de Industrias Stark, como el diablo espinoso (Moloch horridus) o los lagartos cornudos que vimos antes, que, con un cuerpo con pinchos, son capaces de aplanarlo aún más y ponerlo en posición escudo para defenderse y al mismo tiempo parecer más grandes.
Diferentes tipos de armaduras
a) Broadleysaurus major, imagen extraída de internet.
b) Smaug giganteus, imagen extraída de internet.
c) Ouroborus cataphractus de http://biodiversityfocused.co.za por Cliff y Suretha Dorse.
d) Moloch horridus, imagen extraída de internet.
e) Phrynosoma solare, imagen extraída de internet.
Y con estos, hemos hecho un rápido repaso a unos de los mecanismos de defensa más inusuales entre los reptiles, que demuestran ser unos artistas en el arte de la guerra. Como nota final, me gustaría reincidir en la importancia de conservar este grupo de animales tan maravillosos pero que producen repulsa y desagrado en muchas personas, acabando en muchos casos en la muerte de los reptiles. Y también quiero recalcar que estos métodos defensivos son una característica única pero bastante desesperada, siendo la mayoría de ellos un acto defensivo en última instancia, y suponen un gran coste energético para ellos. Por ello, es importante no forzar en ningún caso a ningún animal a hacerlo como dije anteriormente, ya que con ello también se disminuyen sus posibilidades de supervivencia, como en el caso de la autotomía, ya que los órganos soltados a modo de señuelo son de gran importancia en su vida diaria.
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